Lo que no se dice también habla
La comunicación va más allá de las palabras. Cuando notamos que algo le pasa a alguien por su tono de voz o su postura, estamos captando la comunicación analógica: ese lenguaje de gestos, cadencias y movimientos que acompaña constantemente nuestras interacciones. Mientras la comunicación digital transmite contenido literal, la analógica revela emociones, intenciones y mensajes que las palabras no expresan. Desde cómo nos vestimos hasta usar audífonos en el bus, comunicamos continuamente sin hablar. Según el primer axioma de la teoría de la comunicación humana, es imposible no comunicar: incluso el silencio y la inacción transmiten mensajes a quienes nos rodean.
      
      El cambio como punto de partida
En la vida atravesamos múltiples crisis que marcan transiciones importantes: mudanzas, cambios de trabajo, graduaciones o crisis de edad. Estos momentos alteran nuestras rutinas y despiertan sentimientos de inestabilidad. Aunque solemos resistirnos al cambio, éste es inevitable. Inspirado en las ideas de Viktor Frankl, este texto propone una mirada distinta: más allá de controlar las circunstancias, podemos elegir cómo interpretarlas y dotarlas de significado. Encontrar un propósito no elimina la dificultad del cambio, pero sí nos permite atravesarlo con más claridad, agencia y sentido.
      
      Cuando la primera cita falla
La vida puede sentirse abrumadora cuando la presión y las expectativas se acumulan, atrapandonos en un ciclo de frustración y parálisis. Cada persona afronta los retos de manera distinta, y lo que funciona para uno no necesariamente funciona para otro. Esto también aplica al proceso terapéutico. No existe un psicólogo “perfecto para todos”. La relación entre paciente y profesional es algo que se construye, y encontrar el ajuste correcto requiere paciencia y experimentación. Este artículo invita a reconsiderar la psicología no como un servicio estandarizado, sino como un encuentro humano en el que la conexión y la confianza son esenciales para el bienestar.
      
      Las historias que nos contamos
Cada familia tien sus propias historias, dichos y reglas invisibles que marcan la manera en que pensamos, sentimos y actuamos. Son creencias que se transmiten de generación en generación. Algunas nos protegen, otras nos limitan. Frases como “los hombres no lloran” o “los trapos sucios se lavan en casa” parecen simples, pero moldean la forma en que nos relacionamos con el mundo. Reconocer estos mitos es el primer paso para cuestionarlos y decidir si aportan a la vida que queremos construir. ¿Cuáles son los mitos que habitan en tu historia?
      
      La escritura como forma de recordar
Joan Didion escribía compulsivamente, no para dejar constancia de lo que sucedía, sino para encontrarse con ella misma. Sus notas eran hilos de pensamiento, recuerdos fragmentados y emociones sin contexto, un diálogo silencioso con quien solía ser. La escritura en la modernidad se entiende como una tarea, pero tiene el potencial para ser mucho más.
      
      Cada día trae su afán
Las preocupaciones en el futuro llevan a que nos olvidemos que nuestro control sobre el mañana se encuentra en el ahora. En este artículo se presenta la idea de que muchos vivimos nuestra vida con base en el mañana, en nuestro pontencial, y que descuidamos volver ese potencial realidad. Ya que es necesario hacer para poder ser.
      
      La importancia de la narración
La vida se vive y las historias se narran. Pero, ¿y si fuera al contrario? En este artículo se indaga sobre la posibilidad de que las historias se vivan y que la vida se narre, observando cómo la narración puede ser una herramienta de gran importancia para construirnos y vivir con más propósito.
      
      El comienzo de Editorial Gabinete
En esta primera publiación de Editorial Gabinete les damos la bienvienida a nuestros lectores. Buscamos que este sea un espacio de conocimiento y cuestionamiento para el beneficio de cada uno de nosotros. Comenzemos, juntos, a organizar lo que llevamos dentro.